Por: Cícero Willis, Director del Centro Eugenio Garza Sada.
Hoy, a 47 años de su partida, Don Eugenio Garza Sada, continúa siendo una figura de liderazgo, ejemplo y referencia entre los empresarios mexicanos. Cícero Willis, Director del Centro Eugenio Garza Sada, nos comparte un poco de su gran legado e influencia en el sector empresarial y educativo de nuestro país.
Tras finalizar sus estudios de Ingeniería Civil en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), Eugenio Garza Sada, regresó a su natal Monterrey para integrarse a la fuerza laboral de la Cervecería Cuauhtémoc, de la cual su padre Don Isaac Garza fue uno de los fundadores.
Con la muerte de Don Isaac, Eugenio y su hermano Roberto se enfrentaron a la difícil tarea de sacar adelante a una Cervecería muy afectada por el impacto de la Gran Depresión.
La gran habilidad para los negocios de Don Eugenio lo llevó a convertirla en una de las empresas más importantes de México, y a él, en un líder entre los empresarios del estado de Nuevo León, y pieza clave para el desarrollo industrial del país.
Don Eugenio fue un hombre reservado, austero y sencillo, que, a diferencia de los empresarios de su época, se distinguía por su gran compromiso con la comunidad. Concebía a la empresa como parte de la sociedad, sosteniendo que su naturaleza y origen no era otro más que producir para beneficiar a la sociedad misma.
Él decía que “el lucro no es para satisfacciones egoístas, sino un instrumento de inversión y desarrollo económico y social”. Siempre veía el fin de la empresa mucho más trascendente que el solamente acumular utilidades para accionistas.
Además, consideraba que los empresarios tenían una responsabilidad moral con la comunidad; una responsabilidad más allá se ser líderes de una empresa, sino como ciudadanos en posición de influencia y relevancia.
Estas ideas fueron trascendentales, e influyeron para que muchos empresarios de su generación, e incluso de la actualidad, desarrollaran un liderazgo con sentido humano.
De todos sus grandes logros y aportaciones durante sus 40 años de trayectoria, sin duda esta concepción y este ejemplo fue lo que lo llevó a trascender y cambiar el rumbo del sector industrial y educativo del país.
Para Don Eugenio, el desarrollo integral del individuo era primordial, por lo que siempre buscó la manera de brindar mejores oportunidades a los colaboradores y sus familias.
Detectó que la empresa podía cubrir algunas de sus necesidades, sin tener que depender del Estado por lo que mejoró los servicios y beneficios que sus empresas brindaban a sus colaboradores, algunos de los cuales se adelantaron a los que ofreció posteriormente el gobierno (IMSS, INFONAVIT).
Un ejemplo fueron los cambios que propuso hacer a la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa (SCYF), a través de la cual la empresa ofrecía prestaciones a los empleados de la Cervecería, y el resto de sus empresas, hoy FEMSA, y otros socios.
A través de SCYF, se ponían al alcance servicio médico, víveres a precios accesibles y descuentos en ropa y muebles, servicios legales, educativos, médicos, deportivos, recreativos, de ahorro, vivienda y despensa de alimentos Don Eugenio decidió invertir para mejorar todo esto, y con ello incrementar la calidad de vida y oportunidades de los trabajadores.
Don Eugenio era de la idea de que la salud era el capital más importante que podía tener una persona, razón por la cual no sólo impulsó servicios médicos en sus empresas, en el plano personal, apoyó también a la Cruz Roja y otros institutos de salud, para que se brindara servicio a grupos vulnerables, o a aquellas personas que no contaran con un trabajo formal y, por ende, acceso a una clínica.
Buscó también acercar a sus colaboradores a la posibilidad de contar una vivienda digna y propia, a través de la creación de la Colonia Cuauhtémoc y otros fraccionamientos.
Fue un precursor en el concepto de desarrollo integral para sus trabajadores; parte de este desarrollo consistía en brindarles acceso a recreación y entretenimiento, ya que creía que la convivencia les ayudaba a liberar estrés, desarrollar destrezas mentales y conservar la salud.
Impulsó también la formación de patrimonios, abriendo cajas de ahorro tanto dentro de la empresa, como fuera, creando corporativas para apoyar a personas que no podían tener una cuenta en el banco.
Fue también uno de los filántropos más importantes en México en su época. Poco se sabe de esta noble labor, ya que Don Eugenio se caracterizaba por su modestia y sencillez, valores que se han permeado a través de todas las instituciones que creó e impulsó. Hoy en día se han encontrado registros de aportaciones que realizó a orfanatos, iglesias y comedores para gente de sector vulnerables, sin embargo, escondía su identidad tras otros nombres y alias, siempre alejado de los reflectores.
El apoyo a la educación fue otra de sus grandes pasiones, y la razón se resume en una de sus más grandes frases: “la educación lo puede todo”. El veía a la educación como el principal medio de transformación de vida, y por ello su apuesta al fundar el Tecnológico de Monterrey, institución privada que hasta el día de hoy destaca por sus grandes programas de becas para alumnos talentosos y con escasos recursos.
Don Eugenio es recordado como un hombre orientado a servir a las personas, las comunidades, a la sociedad en general, y por desarrollar ese binomio de progreso económico y social siempre a la par, modelo de capitalismo social que hoy en día sigue latente dentro de las empresas FEMSA y del Tecnológico de Monterrey.
Es considerado uno de los empresarios más relevantes de México en el siglo XX, y su buen nombre y reputación no sólo se deben a su éxito en los negocios: su gran compromiso social, su vocación de servicio y su clara entrega a actuar a favor del país, de la ciudad, de su comunidad, siempre de una manera modesta y sencilla, es lo que lo convirtió en un personaje, a veces hasta mítico, dentro de nuestra historia.
Nosotros, en el Centro Eugenio Garza Sada, nos hemos dado a la tarea de recuperar su archivo personal, y con ello, dar a conocer por primera vez qué pensaba y qué decía, qué proyectos apoyaba y de qué manera promovía a la sociedad civil. Todo esto que estamos documentando, tiene salida a través de redes sociales, artículos, libros, conferencias, cursos, y hasta un museo, proyecto en el que estamos trabajando actualmente.
Es así como en el Centro Eugenio Garza Sada, estamos velando por difundir el legado de una persona que siguió sus sueños, los materializó y con ello, le dio un giro a la historia de nuestro país.
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