Por: Juan Fonseca Serratos, Director de Relación con Inversionistas de FEMSA.
Llegué a FEMSA hace 19 años, con la tarea de encabezar el área de Relación con Inversionistas, función que orgullosamente sigo desempeñando hasta el día de hoy.
¿De qué se trata?… pues al ser FEMSA una empresa que cotiza públicamente, tanto en México como en Nueva York, hay un porcentaje importante de nuestras acciones que están en manos de fondos de inversión profesionales basados en todo el mundo; ellos necesitan estar enterados del rumbo, la estrategia y los resultados de la compañía, para tomar decisiones informadas de compra o venta de nuestros títulos, lo cual impacta el valor de mercado de FEMSA. Por otro lado, al interior de la empresa, el equipo directivo y la dirección general requieren información sobre lo que está pasando en el mercado y las tendencias actuales del entorno. Nuestro rol es ser una especie de cronistas de aquello que sucede tanto al interior como al exterior, y ser también el punto de contacto entre los accionistas institucionales de FEMSA, y quienes la dirigen.
La FEMSA que yo encontré a principios de 2002 era muy diferente a la de hoy. En ese entonces, operábamos casi exclusivamente en México, y la cerveza era un componente central de la estrategia. Ahora estamos en todo el continente, y nuestra plataforma incluye de manera importante no solamente las bebidas, sino también el comercio detallista, la logística y la distribución. No terminaría de narrar todas las historias que me ha tocado contar y vivir a través de casi dos décadas de transformación, crecimiento y constante evolución. La casa, siempre en remodelación para mejorarla.
Recuerdo, por ejemplo, la transacción para el intercambio de Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma por el 20 por ciento de Heineken, en enero del 2010. Para el área de Relación con Inversionistas, retos de este tipo son como nuestro Super Bowl. En aquel tiempo, el mundo de la cerveza estaba cambiando, y el análisis nos indicaba que hacía mucho sentido asociarnos; una decisión que sin duda no fue fácil para el Consejo y el equipo directivo de FEMSA, pero que resultó ser correcta y oportuna al permitirnos participar del buen crecimiento global de Heineken durante la última década.
Es así como FEMSA se ha adaptado a cambios en el entorno. Y seguimos haciéndolo; ahora es la sostenibilidad como elemento indispensable de la estrategia, la que surge con fuerza en los diferentes participantes del mercado.
Hace unos 15 años, me tocó vivir el inicio de la relevancia de la sostenibilidad desde el punto de vista de los inversionistas. En ese entonces, en Europa y en especial en los países escandinavos comenzaban a preocuparse mucho por esos temas, y aunque algunos públicos lo percibían como una especie de “moda”, cada vez más comprendíamos que el futuro de las empresas era operar desde un punto de vista sostenible. Es decir, las empresas tenían que seguir con su estrategia, pero a ella debían agregarle un elemento más: la sostenibilidad. Y gradualmente, este tema ha seguido evolucionando, pasando de ser un criterio adicional o superficial, a convertirse en una manera integral de operar en las empresas. Un ingrediente esencial de la receta de cualquier negocio.
Existe un término en inglés conocido como greenwash, o lavado verde, y se refiere a un marketing ecológico, un tanto superficial y hasta un poco engañoso, en el que una compañía se “pinta de verde”, pero solamente la fachada. Es decir, como si en lugar de remodelar una casa e instalarle tuberías más eficientes y paneles solares en el techo, reduciendo sus consumos de energía y su utilización de agua, sólo se pintara de verde para que por afuera parezca algo que no es. Lo que estamos haciendo en FEMSA es un cambio de fondo, no sólo de forma, en temas de sostenibilidad. Se le están cambiando las tuberías a la compañía.
El compromiso que tenemos con el tema de sostenibilidad es claro, y una muestra reciente del mismo fue la colocación el mes pasado de nuestro primer Bono Vinculado a la Sostenibilidad, denominado en Euros, en el mercado internacional de deuda.
Básicamente, nos están prestando 700 millones de Euros a un plazo de 7 años, y otros 500 millones a 12 años, a una tasa de interés muy atractiva. Nosotros establecimos dos objetivos clave en materia de sostenibilidad: reducir a cero nuestros desechos operativos que vayan a relleno sanitario para el año 2030, y lograr que el 85% de la electricidad usada por FEMSA sea proveniente de fuentes renovables, también para el 2030. Su cumplimiento será verificado y acreditado por entidades externas, y en caso de que los objetivos no se cumplan, esto causaría un aumento en la tasa de interés de 25 puntos base. Es decir, este bono es una forma de vincular nuestra estrategia de sostenibilidad, con nuestro desempeño financiero ya que, en caso de incumplir los objetivos, esto tendría un costo real en nuestros resultados. Este Bono es el primero en su tipo por parte de una empresa mexicana, y el mayor emitido hasta ahora por una empresa latinoamericana.
En lo personal, ver de cerca todo esto me llena de orgullo; orgullo de ser parte de un equipo que está preocupado por las cosas correctas, y enfocado en objetivos consistentes y congruentes con los valores FEMSA. Y estoy convencido que la razón por la cual muchos de nosotros le dedicamos tantos años a colaborar en esta compañía, es precisamente porque los mensajes que colgamos en nuestras paredes no se quedan ahí, sino que los vivimos todos los días.
Por dentro y por fuera.