Por: María Dyla Castro, Directora de Planeación Estratégica en Coca-Cola FEMSA Brasil.
Nací en la Ciudad de México hace cuarenta y cinco años, siendo la mayor de una familia de tres hermanos. Crecí en Ojo de Agua, Estado de México, una localidad a tan sólo una hora de la Ciudad, pero a la distancia suficiente para desear estudiar y trabajar ahí.
A los 18 años ese ideal se convierte en una realidad, cuando obtengo una beca para estudiar Matemáticas Aplicadas en el ITAM.
Llegué sola a la Ciudad, viviendo en casas de huéspedes y dedicándome tiempo completo a estudiar. Al graduarme, sabía que quería seguirme preparando. Con eso en mente, conseguí de nuevo una beca para cursar un posgrado, esta vez, en el extranjero.
Viví en Canadá durante un año y medio, estudiando la Maestría de Estadística y Finanzas, y no podía estar más feliz.
Desde pequeña fui muy buena para las matemáticas; el pensamiento lógico es algo que se me facilita, es algo así como mi zona de confort, así que me encontraba en un país hermoso haciendo lo que más me gustaba.
Mi plan original era quedarme en Canadá a estudiar un doctorado, pero una situación familiar me llevó a posponerlo, y en el año 2004 regreso a México a buscar trabajo.
Nunca imaginé todo lo que ese cambio de planes significaría en mi vida.
Comencé a trabajar en el sector público, y tras un corto tiempo, regresé al ITAM, mi alma mater, pero ahora como profesora de Estadística de tiempo completo.
Me encantaba dar clases. Era algo enriquecedor y a la vez curioso porque yo era muy joven. Con 25 años, casi la edad de mis alumnos me tocó aprender mucho con y de ellos.
Sin embargo, después de dos años en la docencia, e inclusive con la oferta de la universidad de apoyarme con un doctorado, decido buscar oportunidades en el mundo corporativo.
Fue entonces que surge una oportunidad en el área de Finanzas Corporativas de Coca-Cola FEMSA, cuando Ian Craig y Gerardo Cruz, actual CEO y CFO de la compañía me invitan a formar parte de su equipo. ¡Vaya camino que todos hemos recorrido!
Desde el día que me hicieron la propuesta, hasta el día de hoy, no dejo de sorprenderme y de apreciar la cultura de trabajo, sus valores, los amigos que se han convertido en familia y el sentimiento de orgullo y pertenencia de pensar ¡trabajo en Coca-Cola FEMSA!
Mi carrera profesional encontró una tierra fértil, y comencé a crecer rápidamente. En finanzas, interactué mucho con bancos y me tocó vivir la crisis financiera del 2008 con la que todos aprendimos muchísimo.
Fui creciendo en esa área hasta obtener mi primera gerencia.Fue aquí donde hice mis primeras contrataciones y comencé a notar que tengo un interés genuino en desarrollar y preparar a mis equipos.
Tras 10 años en Finanzas Corporativas, se presenta la oportunidad de un cambio, y es así como llegué al área de Relación con Inversionistas.
En ese momento yo tenía poco tiempo de casada, y la posición requería que yo estuviera viajando mucho. Afortunadamente, mi esposo y yo siempre hemos tenido muy claro que antes que todo, somos un equipo, así que analizando juntos la propuesta, ambos decidimos que en ese momento mi carrera iba a guiar las decisiones de la familia.
Su apoyo fue fundamental para que yo aceptara la posición, ¡y qué bueno que lo hicimos!, porque al año de tomar esa gerencia, di un paso muy grande en mi carrera: mi primera dirección.
Eso no fue sólo un hito para mí, también para Coca-Cola FEMSA, ya que una mujer sería la cara de la empresa ante stakeholders muy particulares, y sería la primera directora dentro del equipo corporativo de finanzas.
En las últimas décadas, a muchas mujeres de mi generación nos tocó abrir caminos y aprender a posicionarnos en sectores hasta ese momento liderados por hombres.
En algún punto de mi vida, me llegué a ver en salas rodeada de hombres, fueran jefes, compañeros, banqueros, operadores, vendedores, pero yo conseguí posicionarme y jamás me hice a un lado.
Quizá en parte gracias a mi personalidad, o a que, como hija mayor, crecí acostumbrada a abrir un poco el camino, a ser la primera en muchas cosas, pero con el tiempo fui aprendiendo a ser parte de esas mesas de conversaciones o negociaciones y traer a la mesa esos puntos de vista que sólo la diversidad logra generar.
Destacarnos por nuestra pasión, conocimientos, estilo, trabajo en equipo y sobre todo, mucha humildad. Y eso no significa hacernos menos, sino dejar a un lado el ego, la soberbia y aprender a pedir ayuda, siempre abiertos a aprender y escuchar de los demás.
A lo largo de los años, colegas, compañeros y directores han reconocido estas características como parte de mi éxito, y sin duda es algo que me identifica.
Aún hay mucho que hacer en cuestión de diversidad, en particular en temas de género, pero sé que estando en una compañía que impulsa el talento sobre cualquier cosa, el cielo es el límite.
Prueba de esto es que hace 3 años me invitaron a ser parte del equipo directivo de Coca-Cola FEMSA en Brasil, como Directora de Planeación Estratégica, lo cual está siendo una experiencia espectacular. Vivir en una cultura diferente, inclusive aprender un nuevo idioma, hacen parte de una agenda de diversidad y desarrollo de talento.
Una de las cosas que mayor satisfacción me ha traído a lo largo de mi carrera profesional ha sido el formar parte del desarrollo de otras personas, esto es posible al trabajar en un lugar como lo es FEMSA, que te permite ver profesionales crecer y desarrollarse desde becarios hasta directores.
Por ejemplo, este año, como parte de esta visión de desarrollo, lanzamos aquí en Coca-Cola FEMSA Brasil la iniciativa “Elas Business”, una red de mujeres representantes de diferentes áreas, en donde se generan espacios de aprendizaje, desarrollamos su liderazgo y otras habilidades, conversamos temas de negocios con expertas y exitosas mujeres ejecutivas, y juntas aprendemos e intercambiamos buenas prácticas.
Estoy convencida que mi testimonio es una de las muchas historias de desarrollo personal y profesional que hay en FEMSA.
Hoy, cuando reflexiono sobre mis casi 20 años de trayectoria, me emociona pensar en mis próximos años, en los que aspiro a continuar desarrollando y haciendo crecer a mi equipo y todo aquel talento con el que interactúo, pero sobre todo quiero dejar un impacto positivo al impulsar a las mujeres dentro de la compañía y mi entorno.
Juntas podemos lograr grandes cosas.