Ingeniando un mundo más justo - FEMSA
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Ingeniando un mundo más justo

FEMSA

Por: Onix Leonor Cortés Callejas, Gerente de Manufactura, Coca-Cola FEMSA Cuernavaca.

 

 

Vengo de una familia de ingenieros. Mis papás se conocieron en la universidad estudiando ingeniería química. Supongo que mi hermana y yo lo traemos en las venas, porque ambas elegimos esa profesión, la cual hoy se ha convertido también en nuestra gran pasión.

 

A pesar de que es una industria tradicionalmente masculina, yo jamás estuve en un salón de clases pensando “cuando me gradúe, me va a costar el doble ser exitosa sólo por el hecho de ser mujer”. Yo estaba enfocada en estudiar y convencida de que conseguiría un trabajo en el que pudiera brillar y sobresalir.

 

Me ayudaba mucho el ejemplo que tenía en casa. Mi madre, ingeniera, trabajó más de 40 años en la industria llegando a ser directora de dos fábricas, ¿por qué iba a ser diferente para mí?

 

Nunca estuve consciente de los retos de género que iba a enfrentar, hasta el momento en el que los tuve delante de mí.

 

Aunque he tenido la fortuna de colaborar siempre en compañías que apoyan la diversidad y que impulsan el desarrollo de la mujer, hay etapas de la vida misma en las que las cosas comienzan a ponerse más difíciles para nosotras, sobre todo al combinarlas con la vida profesional. Una de ellas es cuando llega el momento de ser mamá.

 

Uno de los retos más grandes que existen hoy en día es la estigmatización de roles. Es decir, aquellas responsabilidades que, según la sociedad, las mujeres debemos cumplir: cuidar a los hijos, quedarse a cargo de los papás, atender las necesidades de la casa, etc.

 

Y claro, hay cosas que solamente podemos hacer nosotras. Nadie más se puede embarazar por ti, ni amamantar a tu bebé por ti, y esas situaciones inevitablemente implican retos.

 

Yo veía a mis compañeros hombres que se podían quedar más tiempo terminando pendientes, o irse a cenar después del trabajo, mientras que yo tenía que hacer todo más rápido para irme corriendo a ver a un bebito que me esperaba en casa.

 

Por eso, estoy convencida de que no hay nada que como mujeres no podamos hacer; lamentablemente, no siempre lo tenemos tan claro y caemos ante el famoso “síndrome de la impostora”. Yo lo llegué a vivir cuando me promovieron por primera vez, recuerdo pensar que había sido por mera suerte o quizá porque no había nadie más.

 

Actualmente soy gerente de manufactura de la planta de Coca-Cola FEMSA en Cuernavaca, Morelos, en México, siendo responsable de 278 personas, de las cuales el 18% son mujeres.

 

Hoy, como líder, si observo que en una reunión de trabajo hay una mujer que no se anima a participar en una discusión acalorada entre hombres, yo le pregunto “¿qué opinas?”. Porque muchas hemos estado en situaciones en las que nos sentimos intimidadas, inseguras, simplemente por ser minoría o por esos sesgos que sin darnos cuenta se nos llegan a implantar en nuestra cabeza y que hacen que nosotros nos convirtamos en nuestras principales detractoras.

 

En nuestros ambientes de trabajo todos podemos contribuir a que esto cambie. Podemos hacer mucho más que llamarnos inclusivos y empezar por pequeñas cosas; cuando alguien cumple años, dejar de pedirnos a las mujeres que nos encarguemos de la decoración y del pastel, o de que escribamos la tarjeta de felicitación porque “tenemos letra bonita”. Somos más que eso, y aunque no lo parezca, esos detalles contribuyen a que los sesgos no terminen.

 

Me enorgullece ver cómo los tiempos van cambiando, los roles se van emparejando cada vez más, y cómo tenemos más información que nos hace conscientes de esta problemática no sólo a otras mujeres, sino también a los hombres.

 

Porque si bien, en mi carrera profesional he tenido excelentes jefas mujeres, evidentemente he tenido más líderes hombres. Hombres que confiaron en mí y me impulsaron; hombres que, si hubieran sido “cuello de botella”, probablemente hoy yo no estaría aquí.

 

Por ello, una de mis grandes motivaciones diarias es hacer mi trabajo espectacular, porque es mi deber demostrar que las mujeres podemos tener un rol importante, de toma de decisiones, de liderazgo transformador y seguir siendo mujeres con sueños, familia y actividades te hagan sentir viva.

 

A veces parece que no hay tiempo, pero siempre podemos encontrarlo. En lo personal, suelo levantarme muy temprano para hacer cosas que me gustan. Disfruto nadar y bailar, conocer nuevas culturas y ciudades, lo que me ha llevado a ser muy flexible para cambiar de residencia cuando se ha requerido, valoro descansar, darme un respiro de la vida diaria y pasar tiempo de calidad con mis hijos.

 

Me siento muy orgullosa de mí misma. Actualmente me encuentro en el punto máximo de mi carrera profesional, y estoy consciente que ha sido gracias a mi esfuerzo, dedicación y a que he tomado buenas decisiones, porque todas me trajeron hasta donde estoy hoy.

 

En lo personal, lo que más me enorgullece en este momento son mis hijos; ver que estoy haciendo unos niños buenos, autosuficientes, adaptables y, sobre todo, felices.

 

Mi propósito en la vida es disfrutarla, y hacer que la gente que amo también la disfrute.  Hoy agradezco tener la oportunidad de brindarle a mis hijos todo lo que ellos necesiten para que crezcan como unos hombres de bien y estén preparados para el mundo.

 

Sé que aún hay mucho por hacer, pero estoy segura que, entre todas y todos, podemos transformar el mundo, cambiarlo… ¡disfrutarlo!