Por: Marcos Alarcón, Gerente de OXXO Plaza Oaxaca.
Nací en el 4 veces heroico puerto de Veracruz. Mi papá, Veracruzano, y mi mamá, Oaxaqueña, siempre se aseguraron darnos estudio y una vida digna a mis tres hermanos y a mí. Pero también, de sembrar en nosotros esas ganas de querer siempre más, de lograr grandes cosas y llegar muy alto.
Mis papas tienen un Mini super “La estrella” donde desde niño aprendí y desarrollé el gusto por el negocio y la atención al cliente, mi primer trabajo formal fue como cartero, en el cual mi padre me dio una gran lección de compromiso y responsabilidad; también fui taxista algunos fines de semana lo que me permitía ir a la universidad de lunes a viernes, y los fines de semana hacer un dinerito extra. Me gradué de Licenciado en Administración. Pero ese nuevo título no era suficiente, yo quería saber más, prepararme más.
Fue así como pasé por varios trabajos y puestos, como en McDonald´s, también fui auxiliar contable y estuve en auditoría externa, que despertaron en mí la inquietud de querer especializarme en la materia. Esto me llevó a estudiar Contabilidad como segunda carrera y, posteriormente, una Maestría.
En ese tiempo, un gran amigo me invitó a OXXO. Mi idea era conseguir un trabajo en el área administrativa, pero en ese momento no había oportunidad, sin embargo, no permití que ese obstáculo frenara mi objetivo. Pensé que, si para lograrlo tenía que empezar aprendiendo lo más básico, eso es lo que tenía que hacer.
Fue así como el 3 de diciembre del 2007 comencé como cajero en una tienda OXXO. Confiaba plenamente que mi talento no pasaría desapercibido, y también sabía que aprendería mucho; afortunadamente así fue. En menos de un mes ya era el encargado de la tienda, poco tiempo más tarde llegué a ser entrenador teórico y práctico, logrando también ser Asesor de Tiendas y Gerente de Operaciones y hoy, 15 años después, soy Gerente de Plaza en Oaxaca, en la plaza más dispersa del país, siendo responsable de la operación de 175 tiendas. Sin duda, empezar este camino detrás de una caja, pero pensando siempre fuera de la caja, ha sido una de las mejores decisiones de mi vida.
Se dice muy fácil, pero llegar a donde uno quiere estar requiere de un esfuerzo constante, de mucha preparación, sortear obstáculos y hacer muchos sacrificios.
Para mí, el más grande ha sido abandonar mi querido Veracruz y, con él, hacerme a la idea de estar lejos de mi familia y de mi gente. Cuando se me da la oportunidad de participar en el proceso para convertirme en Gerente, me informaron que la posición era aquí en Oaxaca.
En ese momento, Oaxaca era una plaza que no tenía Gerente de Operaciones, y para mí fue una oportunidad increíble llegar aquí a abrir esa gerencia.
Y aunque reconozco que me dolió dejar mi tierra, y sobre todo a mis papás, sabía que tenía que hacerlo, porque finalmente todo lo que hago, mis objetivos y propósitos, son por y para ellos.
Llegué a Oaxaca sin conocer bien la ciudad, sin saber siquiera en dónde o cómo iba a vivir, pero muy motivado por el crecimiento que significaba en mi carrera. Finalmente, son los retos más grandes los que te dejan mayores aprendizajes, te sacan de la comodidad de la rutina, te obligan a hacer las cosas diferentes y te enseñan que, cuando pones tu mayor esfuerzo, todo se acomoda.
Y vaya que en Oaxaca sabemos enfrentar retos y salir victoriosos porque aquí nos pasa de todo: temblores, bloqueos, inundaciones, huracanes, y más. Pero todo eso nos hace un equipo resiliente, que ha aprendido a ver esos “obstáculos” como oportunidades para demostrar lo que podemos llegar a lograr. Nosotros mismos nos sorprendemos al darnos cuenta de que cuando tomamos las cosas con la mejor actitud los resultados son sorprendentes.
Hoy como líder, tengo la responsabilidad enorme de mantener unido, motivado y comprometido a todos y cada uno de los colaboradores a mi cargo, porque estoy convencido de que esa es la clave de un equipo exitoso.
Constantemente trato de hacerles saber que vamos todos juntos, de hacerlos partícipes de construir este gran proyecto que es OXXO, pero también de festejarlo y sentirnos orgullosos de él.
Cuando trabajamos en una empresa de la magnitud de FEMSA, tenemos que recordar que, si le va bien a la organización, me va bien a mí y, por ende, a mi equipo. Somos parte de algo mucho más grande y eso tenemos que recordarlo en cada una de nuestras acciones diarias; tenemos que pensar en otro nivel y estar conscientes de que nuestro trabajo importa y aporta para que todos lleguemos cada vez más lejos.
Tengo 37 años y ganas de hacer muchas cosas, formar una familia, continuar creciendo en la compañía, pero, sobre todo, de continuar desarrollando a las personas que están a mi alrededor.
Porque creo firmemente que lo primero es la gente, su bienestar, felicidad y preparación; por ello, trato de impulsarlos a que continúen aprendiendo, estudiando, practicando, y así puedan estar listos para todas las oportunidades que la empresa nos ofrece.
Porque las oportunidades sí llegan, y están ahí esperando por alguien decidido a aprovecharlas.
Para algún Cajero, Encargado, Líder o cualquier colaborador, esperando con algo ¡mucho más grande de lo que se han imaginado o han soñado que pueden alcanzar!