De vuelta en casa - FEMSA
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De vuelta en casa

FEMSA

Por: Adriana Arreola González, Gerente de Cultura, Comunicación Interna e Inclusión y Diversidad de OXXO.

 

Corría el 2008, y a mis 20 años, se me presentaba la oportunidad de ingresar a OXXO como practicante en el área de Cultura, Planeación y Desarrollo. A pesar de que estaba a unos cuantos meses de graduarme de la carrera de Psicología, decidí aceptarla. Recién había hecho mi tesis en OXXO y desde entonces, buscaba insistente la manera de entrar.

 

Mi primera jefa era la responsable de las dinámicas de cultura y las agendas de desarrollo de los ejecutivos, por lo que tuve la oportunidad de involucrarme y ser testigo del impacto que esto tenía en la organización. Me resultaba fascinante la intencionalidad con la que OXXO buscaba forjar comportamientos positivos en sus colaboradores y líderes. Me enamoré del área a tal grado que me fijé una meta: algún día voy a alcanzar ese puesto.

 

Entre más conocía de la compañía y de su gente, más me gustaba. Disfrutaba tanto ser parte de ella, que aún después de graduada me quedé como practicante por un par de meses más hasta que logré entrar oficialmente a sus filas.

 

Pero la vida tiene sus planes y sus tiempos, y tras un maravilloso año en OXXO, decidí probar suerte en una compañía de la industria eléctrica. Este nuevo camino profesional me permitió adquirir gran experiencia en el área de Recursos Humanos, llevando proyectos globales y dando servicio a México, Norteamérica y Europa, lo que me permitió incluso dejar mi país y vivir en Inglaterra durante un año y medio.

 

Fue una época increíble y llena de aprendizajes, sin embargo, durante esos 8 años de aventuras, siempre tuve en mi corazón el poder un día regresar a OXXO.

 

Por ello, en el 2016 toco la puerta de nuevo y FEMSA Comercio me recibe con los brazos abiertos, confiando una vez más en mí, en esta ocasión en el área de reclutamiento. Y aunque mi objetivo era el área de Cultura, estaba feliz de poder estar de vuelta.

 

Regresé con la mente preparada y con un corazón dispuesto para generar valor y seguir construyendo la maravillosa cultura que un día me había cautivado.

 

Y aunque no contaba con que la vida me tenía preparada una serie de retos, hoy puedo decir con orgullo que tengo el trabajo de mis sueños y no podría estar más agradecida por ello.

 

Hoy, que estoy de regreso en esta que siento mi casa, me preguntan: ¿por qué volviste a OXXO?, y mi respuesta es muy simple. Es por aquello que vi desde mis días de practicante, y que aún veo a través de nuestros líderes y mis compañeros todos los días: por su cultura.

 

Esa cultura que hoy tengo el honor de abanderar, y no solo por ser líder de esa área, sino por ser parte de la hermosa familia OXXO.

 

Cuando hablamos de la cultura de OXXO, hablamos de una cultura de valores, mismos que se viven genuinamente con la convicción de que esta vivencia trasciende en la vida de nuestros colaboradores y colaboradoras. La cultura organizacional nos marca como individuos, nos la llevamos a casa y la vivimos en todos nuestros círculos o esferas de vida.

 

En OXXO nos distingue el foco en la persona, es decir, la persona está en el centro de todo lo que hacemos, y entendemos que la generación de valor económico se da, en función de la generación de valor humano. Nos queda claro que es a través del crecimiento y florecimiento de todos nuestros colaboradores y colaboradoras, que logramos ser exitosos como organización.

 

Pero para que la cultura realmente nos haga sentido, para que realmente podamos vivirla y sentirla, tenemos que hacerla personal en la experiencia de cada colaborador y colaboradora. Hoy por hoy, dentro de la organización, podemos contar miles de historias de personas en donde la cultura dejó de ser solo un papel colgado en la pared, para hacerla realidad y verdaderamente marcar la diferencia en sus vidas.

 

Una de mis múltiples experiencias en donde la cultura se ha hecho personal y me ha hecho enamorarme aún más de este lugar, fue cuando mi papá se enfermó gravemente por COVID-19 el año pasado y tuve que dedicarle mucho de mi tiempo. Nunca me faltó apoyo para atenderlo y a la vez comprensión en tiempos de entrega o agenda para sacar adelante las metas de trabajo, así como tampoco faltaron los mensajes de aliento que me reconfortaban. La empresa, su gente, estuvo para mí y lo sigue estando en cada momento de vida, como hoy se hace presente en mi lucha contra el cáncer, haciéndome sentir acompañada en cada paso y que valgo mucho por lo que aporto y por lo que soy como persona.

 

Este tipo de acercamientos e interacciones con cada colaborador y colaboradora, propician contextos increíbles de confianza y empatía, con verdadero foco en la persona y nos impulsan como miembros de la organización a dar lo mejor de nosotros mismos, para trabajar en conjunto, como una gran familia, y con ello generar valor humano y económico.

 

Para mí, es un privilegio estar en una posición desde donde puedo ayudar a co-construir una cultura que refuerza esta convicción de generar valor humano y económico; mi aspiración es que la cultura se vuelva personal para cada uno de nuestros colaboradores y, con ello, lograr que todos vibremos en esa filosofía que se viene construyendo desde la fundación de FEMSA en 1890.

 

La vida está llena de subidas y bajadas a las que nos toca darle frente con nuestra mejor cara y a la par, sabemos que el trabajo tiene que continuar; por lo que llegar a una junta y que te pregunten cómo te sientes, cómo estás, cómo va tu tratamiento, cómo sigue tu papá y que te ofrezcan apoyo, una sonrisa o un abrazo cálido, no tiene precio. En momentos así es cuando me pregunto:

 

¿Quién no regresaría mil veces aquí?

 

Adriana Arreola, Gerente de Cultura, Comunicación Interna e Inclusión y Diversidad de OXXO