De sangre verde - FEMSA
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De sangre verde

FEMSA

Por: Linda León Ríos, Cruz Verde Colombia.

 

Nací en una familia campesina en Santander, Colombia, en donde terminar el bachillerato era lo máximo que se esperaba de una joven. Pero la vida tenía otros planes para mí.

 

A los doce años, ingresé a un colegio comercial y comencé a trabajar para ayudar a mi familia. Vendíamos cosméticos puerta a puerta, y cada centavo que ganaba era vital para nuestro sustento. La situación económica era precaria, pero eso no me detuvo. Desde muy joven me motivaba la idea de trabajar duro y salir adelante.

 

Mi historia dio un giro inesperado cuando me convertí en madre a una temprana edad. Tenía apenas diecisiete años cuando quedé embarazada, y la vida con mi pareja se convirtió en una pesadilla de abusos y maltratos. Pero había algo que me mantenía firme: el deseo de superarme y brindarle a mi hijo un futuro mejor.

 

Fue entonces cuando mi padre tomó una decisión que cambiaría mi vida para siempre. Sacó un préstamo y me inscribió en la Universidad Industrial de Santander (UIS), una de las instituciones más prestigiosas de la región; yo debía de encontrar la manera de costear mis estudios, pero convertí el reto en oportunidad, y acepté sin dudarlo.

 

Trabajé incansablemente para pagar mis pasajes y gastos mientras estudiaba en la UIS. Realizaba tareas domésticas, lavaba ropa, planchaba y hasta vendía donas caseras para obtener ingresos adicionales. La vida era una constante lucha, pero mi determinación era inquebrantable.

 

Me gradué en Tecnología en Regencia de Farmacia, una carrera que nunca había imaginado. Pero mi educación me dio las herramientas necesarias para enfrentar cualquier desafío que la vida me presentara.

 

Mi historia con Cruz Verde comenzó en medio de circunstancias difíciles. Cuando ingresé a la compañía, me encontraba en un momento personal complicado. Había terminado mi regencia

de farmacia y estaba trabajando como auxiliar de droguería en Bucaramanga. Mis ingresos eran escasos, y la situación económica seguía siendo un obstáculo.

 

Sin embargo, el amor que fui desarrollando por mi trabajo y por la compañía, me llevaron a dar lo mejor de mí. A través de los años, asumí varios roles en Cruz Verde: desde auxiliar de droguería hasta administradora de punto en diferentes ciudades, incluyendo Arauca, una zona de alto riesgo en Colombia.

 

Mi carrera en Cruz Verde ha sido un viaje lleno de desafíos, pero gracias a eso, también de grandes recompensas. Trabajé incansablemente para ascender en la empresa, y cada nuevo puesto me brindaba la oportunidad de aprender y crecer. Me convertí en coordinadora de control de riesgo y fraude, y más tarde en subdirectora Control de merma, un logro que me llena de orgullo.

 

Mi propia experiencia me ha llevado a defender siempre la importancia de la pasión y la dedicación en el trabajo. Por ello, he inspirado a mi equipo a esforzarse al máximo, a estudiar y a crecer en sus roles dentro de la empresa. Para mí, el estudio es la clave para alcanzar el éxito, y voy por la vida alentando a mis compañeros a buscar oportunidades de aprendizaje y superación.

 

Y aquí estoy, «metiéndole la ficha», como decimos en Colombia, es decir, levantándome todos los días haciendo las cosas con motivación y dedicación. Poniendo en alto a las mujeres de mi país y, con mi trabajo, inspirarlas a perseguir sus sueños y nunca rendirse.

 

Mi historia es un testimonio de que la educación es la herramienta más poderosa que tenemos, una herramienta que puede cambiar vidas.

 

Gracias a la oportunidad que me brindó Cruz Verde, pude completar mi especialización en Gerencia de Proyectos y darles a mis hijos la posibilidad de obtener educación superior. Mi hijo se graduó como literato de la Universidad de los Andes, mientras que mi hija está a punto de finalizar su carrera en psicología. ¡Cómo no estar agradecida por todo lo que la compañía me ha permitido lograr!

 

Hoy, mi compromiso con Cruz Verde es tan grande, que por mis venas corre esa motivación que me permite levantarme cada mañana, corre pasión para enfrentar la vida y todo lo que venga… ¡corre sangre verde!